Pongamos el ojo en las golosinas adictivas
MIRANDO POR EL RETROVISOR
Por Juan Salazar
Hace dos años advertĂ en una mirada por el retrovisor sobre la posibilidad de que el narcotráfico metiera sus tentáculos en los centros educativos pĂşblicos y privados del paĂs.
Fue a raĂz de que estudiantes tuvieron “mareos”, “crisis nerviosa”, “alucinaciones” y ataques de “ansiedad colectiva” en escuelas de las comunidades Benerito y BanĂ, de las provincias La Altagracia y Peravia, respectivamente.
En uno de esos planteles corriĂł incluso la versiĂłn de que los estudiantes habĂan visto al “diablo” y hasta oraciones se hicieron aquella vez en el centro educativo para reprender cualquier espĂritu maligno.
El Ministerio de EducaciĂłn anunciĂł que realizarĂa una investigaciĂłn de lo ocurrido en ambas escuelas, incluso con comisiones nombradas, pero como de costumbre, se quedĂł solo en una promesa, sin ningĂşn resultado.
En aquella oportunidad plantee que no se descartara la posibilidad de que en las escuelas dominicanas se estuvieran distribuyendo drogas disfrazadas de dulces y golosinas, como ha ocurrido en otros paĂses latinoamericanos, donde ya se han extremado las precauciones al respecto.
La marihuana se oferta a niños, niñas y adolescentes camuflada en caramelos, chocolates, galletas y biscochos, provocándoles, además de la peligrosa adicciĂłn, sĂntomas parecidos a los detectados en el 2003 en las citadas escuelas.
Autoridades educativas y padres deben tener presente que, debido al desarrollo de las modernas tecnologĂas y el uso extensivo de redes sociales, nuestros estudiantes, a cualquier nivel, están expuestos a riesgos virtuales de manera permanente.
Y precisamente, en la semana que recién ha finalizado, fueron expuestas dos advertencias de entidades con autoridad para hablar del tema.
El presidente de la FederaciĂłn Dominicana de Lucha Contra las Drogas (Fedelucd), Francisco Núñez Cáceres, llamĂł a la DirecciĂłn Nacional de Control de Drogas (CNCD) a enfrentar el alto consumo de sustancias alucinĂłgenas en los centros educativos del paĂs.
CitĂł informaciones que posee la federaciĂłn sobre la distribuciĂłn de golosinas hechas con estupefacientes para convertir en adictos a los estudiantes.
Las drogas se ofertan a niños, niñas y adolescentes camuflada en dulces y golosinas.
TambiĂ©n el director general de Hogar Crea, Julio DĂaz Capellán, advirtiĂł el pasado jueves sobre el consumo cada dĂa más frecuente de drogas a temprana edad.
Su preocupaciĂłn la expuso durante una marcha para conmemorar el DĂa Internacional del Uso Indebido y Tráfico IlĂcito de las Drogas que recorriĂł varias calles de la Ciudad Colonial y terminĂł en el parque Independencia.
DĂaz Capellán indicĂł, con razĂłn, que el consumo de drogas entre niños, niñas y adolescentes es una señal clara de que esas nocivas sustancias están presentes en lugares donde nunca debieron llegar.
Fedelucd y Hogar Crea exhortaron a reforzar la vigilancia con policĂas escolares en los centros educativos, fortalecer el trabajo conjunto a favor de la prevenciĂłn y asumir con mayor compromiso la lucha contra el consumo de drogas, especialmente en menores de edad.
Ante las preocupantes denuncias de ambas entidades, el Ministerio de EducaciĂłn (Minerd) informĂł que, en coordinaciĂłn con el Consejo Nacional de Drogas, ha definido un “Protocolo Escolar” ante el posible consumo o tenencia de sustancias psicoactivas.
El Minerd explicĂł que esa herramienta permitirá actuar de forma rápida, Ă©tica y respetuosa ante cualquier indicio de consumo o distribuciĂłn de drogas en los centros educativos pĂşblicos y privados del paĂs.
Ojalá que la aplicaciĂłn de ese protocolo no termine como aquellas investigaciones ordenadas hace dos años para esclarecer los raros eventos ocurridos en las escuelas de las comunidades Benerito y BanĂ. En aquella ocasiĂłn se prometiĂł tambiĂ©n la aplicaciĂłn de un CĂłdigo de Ética Docente.
Se requiere, como ha prometido Educación, una respuesta integral para evitar que nuestros estudiantes caigan en las garras del narcotráfico.
Fedelucd y Hogar Crea podrĂan aportar en ese sentido con charlas orientadoras sobre los daños que ocasiona el consumo de estupefacientes y la manera de cuidarse. Sus exadictos podrĂan aportar testimonios valiosĂsimos para una poblaciĂłn infanto-juvenil cada dĂa más expuesta.
Para citar un solo ejemplo, un joven de 17 años que participĂł en la marcha de Hogar Crea, compartiĂł ese dĂa su testimonio de cĂłmo saliĂł de la adicciĂłn a las drogas. Dijo que actualmente está de regreso en la escuela y lleva cinco meses limpio.
“Ha sido bueno mi cambio. He logrado recuperarme y acercarme de nuevo a mi familia. He fortalecido mi carácter y mi temperamento”, expuso el adolescente en una crĂłnica de la periodista YeilĂn Peña, publicada por ListĂn Diario.
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2024, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el número de personas que usan estupefacientes se elevó a 292 millones en 2022, un aumento de 20% en 10 años.
CitĂł tambiĂ©n el surgimiento de nuevos opioides sintĂ©ticos, asĂ como una oferta y demanda sin precedentes de diversas drogas, lo que ha agravado las repercusiones del problema a escala mundial. Cada dĂa aumentan mucho más, además, las muertes por sobredosis.
Alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de trastornos por el uso de drogas, pero solo una de cada once recibe tratamiento, segĂşn UNODC.
Ante ese panorama mundial y las advertencias en el plano local, el protocolo del Minerd no puede ser otro somnĂfero sin resultados, como ocurriĂł hace dos años con el CĂłdigo de Ética Docente.
Todos sabemos, como expuse en aquel artĂculo, que uno de los objetivos del narcotráfico es incrementar cada dĂa más el universo de consumidores de estupefacientes, porque conlleva a un aumento de sus ingresos.
Y con ese objetivo, los jóvenes son un atractivo mercado. Por esa razón, no podemos permitir que nuestros estudiantes sean engañados y atrapados en la adicción a las drogas con caramelos envenenados.
La sociedad está cansada de que comisiones nombradas para investigar tragedias y algunas problemáticas sociales dejen los resultados de sus designaciones en un limbo. Es el momento de actuar con decisión y sin incurrir en promesas que rápidamente queden en el olvido.



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