Misoginia religiosa
ENFOQUE
Por Felipe Román
Apreciado y amable lector, es prácticamente seguro que usted considere que la definiciĂłn de misoginia es la aversiĂłn al sexo femenino. Eso es parcialmente correcto, pero en realidad serĂa más completa si dijĂ©ramos que es el deseo insatisfecho del hombre por dominar a la mujer.
Sin embargo, incluso esa definiciĂłn es insuficiente, debido a que la misoginia no es exclusiva del hombre en particular, porque existe lo que podrĂamos denominar “Misoginia institucional”, la cual es más peligrosa, sádica y sumamente dañina, porque ese deseo de dominar (someter) a la mujer, no se intenta ejerciendo fuerza bruta, sino usando mĂ©todos sutiles que son más poderosos.
Se puede lograr el objetivo, haciendo que las mujeres tengan sentimientos de culpa, que suelen llevarlas a padecer cuadros depresivos, que pueden pasar desapercibidos porque no se caracterizan por la tĂpica tristeza que conocemos, sino por una sensaciĂłn de aburrimiento y vacĂo en el alma. Y se ven reprimidas de expresarlo, porque el chantaje emocional ejercido por religiosos misĂłginos que gozan de gran prestigio, como por ejemplo el apĂłstol Pablo, les hace callar para no sentirse «pecadoras».
Debemos aclarar que la misoginia en ese ámbito no es un problema ocasionado por una determinada religiĂłn, como les fascina a muchas denominaciones protestantes, acusar alegremente a los catĂłlicos como si estos siguiesen a un Dios diferente. Aclaramos que quien esto escribe es de una Iglesia protestante desde niño. AsĂ que en este caso tambiĂ©n criticarĂan algunas denominaciones protestantes, en un claro ejemplo de misoginia religiosa, que la Iglesia catĂłlica no permita a las mujeres ser sacerdotisas. Admitimos que eso es cierto, y que la Iglesia CatĂłlica no tiene los argumentos teolĂłgicos que le permitan establecer sin dudas razonables, que tienen la razĂłn en su sádica medida de impedirles a las monjas ascender a sacerdotisas y con el derecho a aspirar a ser Sumo PontĂfice.
Sin embargo, eso serĂa aun siendo cierta, una acusaciĂłn irresponsable, debido a que por ejemplo, la Iglesia EvangĂ©lica Dominicana, fundada en enero 1922, vio pasar 58 años para tener a sus primeras dos pastoras, Ercira Paulino y Rebeca Blondet. Y peor aĂşn, el cargo de Secretario Ejecutivo de la Iglesia, equivalente a un Ministro de cualquiera de nuestras instituciones gubernamentales. En esos más de cien años, nunca ha sido elegida una Secretaria Ejecutiva. Es cierto que tienen el derecho a participar para optar por el cargo, pero hasta ahora -usándose mĂ©todos sutiles-, ninguna ha logrado ser elegida.
Tenemos muchas denominaciones protestantes que no tienen pastoras. Incluso algunas que alardean de manera fanfarrona que no permiten a las mujeres aspirar a ser pastoras. En una de esas iglesias hay un mĂ©dico que es pastor, y es evidente que le fascinan los medios cibernĂ©ticos, e incluso en esos medios hay videos de Ă©l pavoneándose, defendiendo esa postura, pero lo hace de manera simplona, bobalicona y con argumentos baladĂes.
Parece ser que muchos religiosos creen que Yhavé tiene en poca estima a las mujeres, y esa creencia es un enorme disparate. Y lo hacen basados en algunos escritos de Pablo, que es el más terrible misógino que ha conocido la humanidad, por encima de Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud y otros.
El apĂłstol Pablo realizĂł planteamientos controversiales sobre el rol de la mujer en las iglesias.
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| El apĂłstol Pablo realizĂł planteamientos controversiales sobre el rol de la mujer en las iglesias.EXTERNA |
Todo lo contrario a YhavĂ©, quien dijo: «No es bueno que el hombre estĂ© solo; le harĂ© ayuda idĂłnea para Ă©l». (GĂ©nesis 2:18). Tan solo diremos que esa expresiĂłn de YahvĂ© es un axioma.
Además, es bueno que usted se entere de que, en una ocasiĂłn, Abraham se sentĂa sumamente irritado con Sara y fue a hablar con YahvĂ© al respecto, y Ă©ste prácticamente cortĂł su perorata y le dijo de manera tajante: «Has caso a Sara en todo lo que te dice» (GĂ©nesis 21:12. VersiĂłn Biblia de JerusalĂ©n Latinoamericana). Eso tambiĂ©n es un axioma. Existen muchĂsimas pruebas más, sin embargo, creemos que con esas dos es suficiente para demostrar la alta estima de YahvĂ© a las mujeres.
En cuanto a Pablo, de este sabemos que creĂa en la predestinaciĂłn de un modo tonto, pueril, bobo, infantil e iluso (Romanos 8:28). Eso mismo le llevaba a creer que las mujeres estaban predestinadas para ser sumisas. Por esa razĂłn escribiĂł: «Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar La palabra; antes bien estĂ©n sumisas como tambiĂ©n la ley lo dice. SĂ quieren aprender algo, pregĂşntelo a sus propios maridos, pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea». (1 Corintios 15:34-35. VersiĂłn Biblia de JerusalĂ©n Latinoamericana).
No es cierto que la ley diga que la mujer debe ser sumisa. Todo lo contrario, sabemos que DĂ©bora fue gobernadora de Israel, y ante una conducta vacilante del jefe militar, ella le dijo a Barac que era el jefe del EjĂ©rcito: «IrĂ© contigo y dirigirĂ©, pero la gloria no será tuya, sino de una mujer (ella) (Jueces 4: 1-10).
Es probable que un lector religioso y quisquilloso, piense y diga: ¿pero, ¿cĂłmo se atreve el autor de este artĂculo a blasfemar de esta manera? Responderemos amablemente que no puede ser considerado blasfemia nada de lo expuesto, porque esta por definiciĂłn es cuando se ofende a alguien divino, y Pablo fue un excelente siervo, pero no tiene la categorĂa de divino. Incluso pasa con personajes de la Biblia con mucho prestigio, como por ejemplo MoisĂ©s, del cual el mismĂsimo YahvĂ© daba testimonio (Leer NĂşmeros 12: 6-8).
Pero si lo que cualquier personaje bĂblico expresa o escribe es tan solo su opiniĂłn personal, entonces esas palabras se las llevará el viento, o se esfumaran como el humo. Eso fue que sucediĂł en un discurso en que MoisĂ©s dijo al pueblo de Israel lo siguiente: «No aborrecerá al edomita porque es tu hermano». (Deuteronomio 23:7). Sin embargo, como eso era tan solo la opiniĂłn personal de MoisĂ©s (aunque estĂ© en la Biblia), esas palabras fueron arrastradas por el viento, debido a que un tiempo despuĂ©s David atacĂł y derrotĂł a los edomitas. (2 Samuel 8:13-14).
Igual sucede con las palabras pueriles de Pablo, motivadas en su misoginia, para lograr que las mujeres sean sumisas ante el hombre y las instituciones religiosas.
Pablo expresĂł: «En cuanto a lo demás, digo yo, no el Señor». (1 Corintios 7:12. VersiĂłn Biblia de JerusalĂ©n Latinoamericana). Podemos percibir claramente que está admitiendo que sus expresiones agresivas, desconsideradas, sádicas y psicopáticas contra las mujeres, tan solo eran su opiniĂłn personal, o sea, que no surgĂan de una revelaciĂłn de YahvĂ©.
Otro lector quisquilloso, podrĂa decir: ¿Será que este fanfarrĂłn y petulante no sabe que en la Biblia dice: “Toda la escritura es inspirada por Dios”? (2 Timoteo 3:16). A eso responderemos que sĂ sabemos eso, pero tambiĂ©n ya sabemos con el caso de MoisĂ©s y del mismo Pablo, que existen casos en los cuales muchos personajes bĂblicos de la antigĂĽedad, y tambiĂ©n actuales, expresan o escriben cosas que no están reveladas por YahvĂ©, aunque de manera taimada usen el nombre de este para conseguir sus fines.
Por cosas como esas fue que YahvĂ© le dijo directamente a JeremĂas lo siguiente: «He aquĂ que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: Él ha dicho». (JeremĂas 23:21).
La Biblia describe en Proverbios 31:10-31 lo que podrĂamos considerar la mujer prototipo, o sea, una que no se deja influenciar negativamente, porque digan que la cosa está mala, o está floja, porque ellas se empoderan de la situaciĂłn -en caso de que sea ciertamente calamitosa- y se hacen comerciantes juiciosas, o lo que haya que hacer, y además siempre visten fashion -la Biblia dice que visten de lino fino y purpura- y tambiĂ©n se ocupan de que sus compañeros amorosos sean admirados por lo bien que visten -ellas se encargan de eso-, tienen ahorros y una personalidad segura de sĂ mismas, no como el brutal misĂłgino Pablo, que les pide que sean modestas. (1 Timoteo 2:15).
La palabra “modesta” en ese versĂculo no se debe a una traducciĂłn errada, porque asĂ está en todas las ediciones bĂblicas. Y es una barbaridad, porque no serĂa lo mismo, si Ă©l hubiese usado la palabra humildad, debido a que la modestia es un sĂntoma neurĂłtico que hace que las personas se repriman y no reclamen sus derechos (sumisas y sufriendo afectivamente). Mientras que la persona humilde, puede ceder en algunos conflictos, no por temor, ni deseos de estar bien con todo el mundo, sino por no perder tiempo con necios, y porque esos necios no están a su nivel.
AsĂ que esa palabrita (modesta) de Pablo que podrĂa parecer inocente e inofensiva, en realidad está cargada de sadismo.
En conclusiĂłn, los hombres debemos tener en alta estima a las mujeres -como lo hace YhavĂ©- y por ninguna circunstancia asumir conductas misĂłginas, porque eso se convertirá en un boomerang. Traerá una angustia existencial, que no se cura con ansiolĂticos, ni antidepresivos, sino con una psicoterapia existencial.
David en la parte final de su vida padeciĂł de una depresiĂłn existencial que no pudo ser curada.




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