Trabajadores y alto costo econômico de la vida
Por Vicente (Tony) Balbuena
El autor es periodista reside en EE.UU
Este Día de San Josè Obrero, primero de mayo, es la fecha marcada para conmemorar el Día Internacional del Trabajo.
Espacio destinado por la clase obrera mundial, y las entidades donde se afilian, para reflexionar y meditar, sobre la situación actual que tiene como barrera, el avance de los que producen riquezas.
Hoy, más que ayer, se hace necesario que el Gobierno dominicano y el sector empleador privado de la nación, enfrenten unidos, con una inquebrantable fuerza de voluntad, las múltiples dificultades que obstaculizan el avance y bienestar de los obreros nativos y extranjeros.
En el caso de los trabajadores dominicanos, existe la conciencia de que hay que aplicar un aumento salarial urgente, y regular al mismo tiempo, los precios de los artículos comestibles de la canasta familiar, a fin de que los salarios puedan ser autosuficientes, para cubrir las necesidades básicas.
La Ley 16-92 estipula en su artículo 135, que el 80% del número total de una empresa, debe estar integrado por dominicanos, dando preferencia a la mano de Obra Nacional, lo que deja claro, y sin derecho a réplica, que solo el 20% de extranjeros residente legalmente en República Dominicana, y en capacidad de trabajar, tiene el derecho de ser empleado en los sectores público y privado del país.
En este sentido, cabe recordar que los últimos gobiernos que han dirigido la nación, han sido dóciles, y permisivos en la aplicación de la ley, permitiendo que los trabajadores y profesionales dominicanos, sean despojados de los derechos que les confiere la ley.
Un ejemplo claro y preciso, es el desplazamiento del cual han sido víctimas los dominicanos, por parte de indocumentados haitianos, en las áreas laborales de la construcción, agricultura, recolección de frutos, ventas ambulantes de chucherías, mototaxi, y servicios de seguridad privada.
El alegato utilizado principalmente por el sector empleado privado, es que se les paga menos y trabajan más que los dominicanos, algo inverosímil, falso de toda falsedad.
Lo que sucede, es que pocos se atreven a decir la verdad, sobre las migajas que se les paga a los haitianos.
Es que los trabajadores y profesionales nativos, en un alto porcentaje numérico, tienen familias, pagan rentas de viviendas, exigen seguros de vida para ellos y sus familiares, se alimentan adecuadamente, entre otras costumbres y tradiciones, que deben y tienen que ser cubiertas con su trabajo.
Esto parece ser un desafío para el Gobierno dominicano, el presidente Luis Abinader y el Dirección General de Migración, DGM, que han dado buenas, positivas y correctas señales, aplicando las leyes migratorias del país, retornando a sus países de origenes, a todos aquellos residentes, que se encuentran viviendo ilegalmente en tierras dominicanas, muy especialmente a los haitianos.
Esto no se trata de racismo, como muchas malas bocinas pagadas, y anti dominicanos, han expresado en redes sociales y medios, se trata de una ley, que hacía años no se aplicaba de la manera correcta, como lo está haciendo de forma responsable la presente administración gubernamental.
Los trabajadores y profesionales no tienen la necesidad de seguir emigrando a otros países, en busca de mejores oportunidades, cuando tienen la capacidad y el potencial de ejercer los conocimientos adquiridos en escuelas técnicas y universidades de la nación.
El Gobierno dominicano, Ministerio de Trabajo y Migración, tienen la responsabilidad ineludible de velar por el cumplimiento de las leyes, y aperturar las oportunidades de trabajo, bien remuneradas para nuestra gente.
Es mentira que el dominicano sea "vago", o haragán, como se ha proyectado para hacerle daños a nuestra clase trabajadora.
El quisqueyano es trabajador, responsable, honesto y emprendedor, pero exigente y celoso, de que se le pague lo justo por su trabajo.
Quienes son injustos e incompresibles, son los sectores empleadores de nuestro país, quienes buscan mano de obra barata, violando la Ley 16-92, en su artículo 135, contratando ilegales, muchos de estos, delincuentes, sicarios, atracadores, violadores sexuales, y asesinos, que ponen en peligro nuestra patria.
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