Creen que no morirán nunca
El mundo está lleno de personas, de todos los estratos sociales, que viven como si no fueran a morir nunca. No se detienen a pensar que la muerte constituye un acto supremo de justicia divina porque sin distingo de raza, poder económico social o político, todos, tarde o temprano, acabaremos convertidos en polvo.
Parecería que estoy un tanto tétrico porque mi pasada entrega versó sobre el mismo tema, cosa que la mayoría elude pero que al pasar de los años uno va entendiendo mejor la esencia de la vida y más cuando ve partir a tantos buenos amigos.
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La gente prefiere vivir de espaldas a esa inexorable realidad y seguir una vida de vanidad acumulando bienes en detrimento, muchas veces, de sus más cercanos colaboradores, afectando su salud y en ocasiones hasta a su familia, sin detenerse a pensar que nada de lo que acumule, se le echará en el ataúd.
Quienes tenemos el privilegio de haber llegado a la tercera edad, debemos hacer un alto en nuestras vidas, analizarla y entender que el tiempo que nos quede por vivir debemos dedicarlo a la paz espiritual, a la armonía con nuestros familiares, semejantes y relacionados, para cerrar con elegancia y dignidad el último ciclo de nuestra existencia.
FERNANDO RODRÍGUEZ C.
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