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Abstinencia al alcohol desde la planificación del bebé

 MIRANDO POR EL RETROVISOR

Por Juan Salazar 

Cada día 9 del mes 9, se conmemora el Día Mundial del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF), en alusión a los nueve meses del embarazo. La fecha fue instaurada para sensibilizar y concienciar sobre los daños causados al futuro neonato por el consumo de alcohol durante la preñez.

Pero, aunque ese fue el objetivo inicial, la sugerencia de abstinencia total de alcohol se ha extendido desde el momento en que la pareja decide buscar un bebé (incluido el hombre) y mientras dure la lactancia.

Los especialistas sostienen que el “cero alcohol” es la mejor manera de prevenir los daños físicos, cognitivos, conductuales y hasta trastornos mentales que podrían ser irreversibles en el bebé.

El Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), que puede afectar al neonato cuando su madre lo expone al alcohol durante la etapa prenatal, se ha convertido en un problema de salud pública global que nuestro país no puede ignorar.

Los daños del SAF, ya identificados por expertos, son malformaciones morfológicas, especialmente defectos cráneo-faciales; retraso de crecimiento y alteraciones del sistema nervioso central, así como trastornos conductuales, de socialización y del aprendizaje.

Algunas condiciones que han sido detectadas en recién nacidos con TEAF son deficiencias en el crecimiento del feto en el útero y después del nacimiento, baja talla y peso corporal, rasgos faciales anormales, retrasos en el habla y el lenguaje.

También hiperactividad, bajo coeficiente intelectual, trastornos del sueño y de la succión, problemas visuales y auditivos.

La ingesta de bebidas alcohólicas durante el embarazo también aumenta el riesgo de tener abortos o un parto prematuro.

Contrario a los mitos de que “un traguito no hace daño” y de que “la cerveza limpia al futuro bebé”, la advertencia es que no hay una cantidad mínima ni ningún tipo de alcohol que se pueda consumir sin riesgos para el feto durante la gestación.

Por esa razón y, como se trata de una patología que no tiene cura, aunque sí mejora con una intervención temprana, uno de los objetivos principales de la efeméride es la importancia de divulgar información –no solo una vez al año- sobre los riesgos y los efectos nocivos del consumo de bebidas alcohólicas durante el embarazo y la lactancia.

La prevención debe extenderse también al entorno de las embarazadas, porque muchas veces son sus propias parejas y familiares cercanos que las inducen al consumo de alcohol.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y su regional Organización Panamericana de la Salud (OPS) han instado a los países a aplicar políticas públicas para garantizar una gravidez saludable y un parto sin traumas.

En las Américas, la situación es más dramática, ya que el consumo de alcohol en la región es aproximadamente un 40% superior a la media mundial.

En República Dominicana, uno de los países donde más se consume alcohol en la región, a través del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y el Clúster de Alcohol, este último coordinado por el psiquiatra Elías Tejeda, se han adoptado algunas medidas con positivos resultados.

En las principales maternidades del país se implementa desde el 2018 un programa para prevenir el consumo de alcohol durante el embarazo, además de la asistencia que se brinda a quienes incurren en esa dañina práctica.

En la Maternidad de Los Mina incluso fueron preparados los primeros especialistas en el tratamiento de esta patología: gineco-obstetras, perinatólogos, pediatras, neurólogos, psicólogos, psiquiatras y enfermeras, o sea, la ruta completa de la atención.

Las direcciones provinciales de salud y áreas de salud se han involucrado también en la promoción y asistencia médica.

Eso ha permitido tener a la mano estadísticas confiables que ponen de manifiesto la magnitud del problema y la posibilidad de definir nuevas estrategias para encararlo.

Por ejemplo, la semana pasada Tejeda reveló a Listín Diario que en el pasado mes de julio detectaron, en una sola maternidad del país, a 40 jóvenes embarazadas consumidoras de alcohol.

Como el consumo de alcohol es mayor entre adolescentes y jóvenes, en el presente año escolar comenzará aplicarse un programa de orientación en 400 centros educativos del sector público en el país.

La Cinemateca Nacional se ha sumado a la promoción con la exhibición de películas donde se exponen los riesgos que implica el consumo de alcohol de manera general, pero especialmente entre embarazadas y menores de edad.

Pero ¿Qué hace falta? Si realmente aspiramos a un presente para tantos niños y niñas que les evite un futuro incierto, se requieren otras medidas, especialmente las que muestren un real compromiso del sector privado con esta noble causa.

Al acercarse una nueva fecha conmemorativa, es oportuno insistir en la deuda pendiente en materia preventiva y de control, para evitar un gasto en asistencia al Estado y de bolsillo a las familias.

La semana pasada entré a dos grandes supermercados del país. En un recorrido por todos los anaqueles, en los reservados para la venta de bebidas alcohólicas no vi letreros que adviertan sobre el peligro del consumo de alcohol durante el embarazo.

Esos mensajes también deben ser colocados en lugares visibles de tiendas licoreras, colmados, colmadones, drinks, discotecas, restaurantes, estaciones de combustibles y lavaderos de autos (en esos negocios no debería estar permitida la venta de alcohol). En fin, en cualquier lugar donde se oferten bebidas alcohólicas al público.

La prevención debe extenderse también al entorno de las embarazadas, porque muchas veces son sus propias parejas y familiares cercanos que las inducen al consumo de alcohol.

A esta labor orientadora pueden sumarse los medios de comunicación, iglesias, organizaciones no gubernamentales, juntas de vecinos y gremios profesionales.

Otro detalle a tomar en cuenta. Las embarazadas se enfrentan a un “combo” de riesgos que incluyen, además del alcohol, otras sustancias psicoactivas, cigarrillos y vapes.

Se requieren, además, penas más drásticas, incluso el cierre definitivo por reincidencia de negocios que vendan bebidas alcohólicas, tanto a embarazadas como a menores de edad.

El artículo 56 de nuestra Constitución que reza sobre la protección de los menores de edad, establece que “La familia, la sociedad y el Estado, harán primar el interés superior del niño, niña y adolescente; tendrán la obligación de asistirles y protegerles para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales, conforme a esta Constitución y las leyes”.

Ese derecho a la protección en que debe involucrarse toda la sociedad, comienza desde que la pareja decide planificar un embarazo.

El TEAF es 100% evitable con la abstinencia total al alcohol y a otras sustancias perjudiciales que podrían deparar un futuro traumático al neonato.


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